escuela
Vivimos en un amnesia pedagógica impresionante. Donde hay mucha acción y poco pensar, poco libro, poca historia. Un egocentrismo vital que nos lleva a creer que hemos inventado la rueda pedagógica, cuando en realidad TODAS y cada una de las propuestas que se esconden en la pancarta de “Innovación Pedagógica” son copias de discursos mucho más antiguos. Llamar “Nuevas Pedagogías” a Waldorf, Método por proyectos o Montessori … por ejemplo.. es del todo una barbaridad.
Como decía, la escuela trata a la infancia como un peaje, como una etapa de preparación para ser adulto, pero no como una etapa en sí. La escuela no trata la infancia como un espacio propio del ser humano en el que está germinando una existencia independiente al ser una adulto trabajador.
En vez de decir a los niños: “¡Muévete!” o “¡Córrete para atrás!” e intentar ordenarles, nos paramos durante unos segundos y les pedimos que miren a su derecha y a su izquierda y que, en vez de decirles a los demás lo que tienen que hacer, sean ellos quienes se muevan y busquen un lugar desde el que el grupo esté “bien”. ¿Qué puedes hacer tú para que el círculo este ordenado? Se observan y dirigen su movimiento hacia el círculo.
La misión de la educación no es ofrecer caminos sino ofrecer espejos; lugares desde los que encontrar nuestro centro sincero y poder crear desde ahí. Si queremos que los alumnos sean singulares y auténticos quizás, hemos de mostrarles la valentía del ser auténticos, la marejada que nos lleva a confiar en el fluir del mar. Los maestros tenemos que estar atentos a eso y ser conscientes de que “el maestro es un fuerza que imprime su resultado pasados varios años“. Tenemos que preparar a los alumnos para ese estado de ser en el mundo, para ese habitar la vida desde la consciencia. Es por eso que tenemos que educarles para SER, no para parecer o estar.
Al decir que descendemos, de alguna manera, sentimos que nos vienen dadas las maneras que nos definen y nos sentimos segundos en el plano de la vida; como que han sido nuestros ancestros quienes nos han hecho ser de esta o aquella manera. Sin embargo, ¿Cómo nos sentimos si decimos que “ascendemos” de nuestros padres? […]
Así pues, no olvidemos nunca que el aula es una micro-sociedad y en ella se ven reflejadas las personalidades de la misma. En una misma clase estarán el tierno, el agresivo, el nostálgico, el dulce, el soñador, el dogmático… todos estarán ahí.
El ambiente que allí se genere dependerá de cómo sea el maestro. No se confundan. La diferencia entre una aula y otra no viene dada porque los niños sean mejores en o peores en cada una, eso no es así. La diferencia siempre la pone el maestro.