alma
Queremos que nuestros hijos sean libres, pero no hacemos más que enseñarles ventanas. Ventanas que nosotros nunca abrimos, ventana que, en nuestro hogar, sólo se entornan. Ventanas grandes y lustradas, ventana limpias y aclaradas. Ventanas con alma de jaula, ventanas soga.
A: – Ahora mismo termino un master en Psicología Transgeneracional y empiezo otro de Pedagogía Waldorf.
B: -Vaya, qué bien. -le respondo – ¿Llevas muchos ya, no?
A:- Sí -me responde -Es mi cuarto master. Llevo toda mi vida estudiando.
B: -¡Ah! ¿Y para qué?
A: – No sé, la cosa está muy mal; mientras espero que llegue el trabajo me sigo formando. Cuanta más formación tenga más posibilidades tendré de encontrar un trabajo que me guste.
Tener sueños es fácil, lo complicado es sostenerlos en el tiempo y serán innumerables las situaciones, personas y/o contextos que nos harán tener la tentación de abandonarlos. Desde luego, es más fácil rendirse que luchar, lo que es difícil es saber lidiar con las consecuencias de esas decisiones: la primera lleva al remordimiento y la culpa y la segunda al dolor y el crecimiento. Parece que quien no dedica tiempo a desarrollar su luz, tendrá que dedicarlo a calmar sus sombras.
Primero se siente como freno, entonces el corazón palpita haciéndole presente al férreo director de orquesta, que está comenzando a dar paso una emoción. Ahí, el cerebro confuso; trata de poner orden a esa torrente de sindecires y retahílas invisibles. Hunde más la presión sobre las arterias y hacen su aparición soldados convertidos en jueces exigentes que buscan la protección de la costumbre pensativa.