Pedagogía Formación
Dentro del grupo en que crecimos (escuela, familia, sociedad) había normas; unas reglas bastante inconscientes que dieron marco a nuestra personalidad y expresividad. De la misma manera también había unos códigos de comunicación definidos como “no decir lo que piensas”, ” no decir lo que sientes” “posponer tus deseos”, “ser evaluados”… Nuestra relación con los demás era comparativa y nuestra expresión siempre estaba mediada por un halo de normatividad y juicio. Es así como las personas terminamos por decir “Yo no soy creativo” o “Yo no sé hacer eso o aquello” cuando en realidad están diciendo “Yo no sé agradar al otro a través de mi expresión auténtica y sincera”.
Este documento responde a un caso práctico. Si quieres conocer más sobre este propuesta pincha en este enlace. — Es importante saber, de entrada, que lo que hacemos en el aula no es terapia. Al relacionarnos con alguien y preguntarle cómo estás o qué sientes, parece que estuviésemos metiéndonos en ámbitos terapéuticos. En realidad es simplemente preguntar y verse […]