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ALADURÍA Y ESENCIA
- 24 de noviembre de 2019
- Publicado por: Julián Bozzo
- Categoría: Aladuría La Escuela
ALADURÍA
Aladuría nace en el año 2003, cuando Julián Bozzo era estudiante de Pedagogía. Es una palabra que engloba una filosofía y una pedagogía. Es decir, es el nombre que recibe un tipo de mirada o enfoque hacia la vida y la vez es un camino por el que transitar. Esta palabra comparte dos acepciones (y alguna más) y la razón por la que es así se debe al hecho de que para ser aladúrico es importante sentirnos dentro de un camino, de un proceso. La Aladuría no es puerto al que llegar, sino una vibración desde la que nos construimos.
La Aladuría es un tipo de manifestación creativa que está conectada directamente con nuestra esencia, con nuestra autenticidad, con aquello que nos hace únicos y originales. Si tuviéramos que dividir la Creatividad en varias partes, la Aladuría sería la etapa más primaria, la que nace de lo primigenio. La Aladuría no te dice cómo crear un libro ni cómo cerrar el proceso de grabación de un disco, ella se dedica fundamentalmente del espacio de disfrute y originalidad.
La Aladuría le da un pequeño giro a nuestra forma más extendida de Creatividad. Al menos, la forma en la que hemos sido educados y muchos de nosotros conocemos. Su deseo no es ser creativo para despuntar frente a los demás. La Aladuría no busca aprobación externa, tan sólo busca el contacto con nuestro tesoros internos. Aladuría es la creatividad que brota cuando somos nosotros mismos y sentimos que estamos expresando nuestra esencia sin ningún objetivo que nos haga sentir mejor/peor que los demás. La Aladuría no tiene puesto el foco en alumbrar a los demás para que nos digan lo “bien/mal” que lo hemos hecho. La Aladuría busca cuidar y conectar con lo que hay dentro de nosotros y tiene por objetivo vincularnos con nuestro universo esencial.
No es una creatividad celosa ni comparativa. La Aladuría consiste en sentir que cuando me entrego, lo hago desde la sinceridad sintiendo que ese acto de entrega es un regalo que le doy a la vida. No es, por tanto, ser el mejor, sino “ser uno mismo”. No es una creatividad que trabaje desde nuestras destrezas sino desde nuestra autenticidad.
Aladuría es un tipo de mirada y de entrega a la vida. En definitiva, Aladuría es una forma de ser, crear y compartirse. Es una filosofía y también una pedagogía, un tipo de metodología, una propuesta de camino que busca la expresión y el reencuentro con nuestra esencia. Esta metodología es fundamentalmente práctica y ha de ser trabajada en grupo.
¿Qué la caracteriza?
La Aladuría posee una serie de características que son:
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Siente el error como parte del éxito.
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Está mediada por la improvisación.
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Necesita expresarse en grupo.
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Es autónoma en su creación.
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Siente en la pérdida un espacio de crecimiento.
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Valora la imperfección por encima de la perfección.
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Busca la verdad emocional antes que la verdad racionalizada.
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Siente que donde hay miedo hay aprendizaje.
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Siente en la confianza un camino para la creación.
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Sabe que sólo se puede avanzar desde la afirmación integradora.
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Evita el juicio y la comparación.
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Sabe que cuando más me doy, más recibo.
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Siente que no hay mayor fortaleza que entregar lo vulnerable.
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Le da más credibilidad a lo espontáneo que a lo filtrado.
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Tiene una postura humilde y arrogante frente al vacío creativo.
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Trabaja desde la valentía y la aceptación de lo creado.
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Se deja transformar por su propia creación.
Todas estas características están mediadas por tres ejes fundamentales, tres pilares sobre los que girarlas para hacer que surjan el efecto adecuado. Es decir, estas indicaciones son válidas siempre y cuando sean trabajadas desde el trabajo consciente en grupo, la improvisación y el pensamiento poético.
Por último, toda esta unión de características, así como los ejes de trabajo han de ser articulados desde un tutor (acompañante) con una características concretas. Todo lo previo es el material de trabajo necesario para realizar la tesis sobre la que se sustenta esta formación, que es la siguiente:
El ser humano es creativo por naturaleza. El creer que no somos creativos está mediado por el contacto con lo demás; con el grupo, la escuela, la familia y la autoridad. La manera en la que fuimos corregidos impidió la expresión sincera de nuestro ser. A través de la evaluación, el examen, las comparaciones, las creencias, el juicio, etc. nuestra esencia se fue protegiendo y relegándose a un segundo o tercer plano. La propuesta de esta metodología es ofrecer un espacio de trabajo en grupo con una serie de características que favorezcan el contacto y la expresión de nuestra autenticidad. Sólo podemos reconciliarnos con esa antigua creencia a través del contacto con un grupo.
Nuestra esencia
La esencia es aquello que éramos antes de que nos invadiesen las obligaciones, los juicios, las exigencias, las comparaciones, etc. La esencia es una parcela de nuestro ser que de niños teníamos abierta y, poco a poco, se fue cerrando por miedo al rechazo y al dolor. Nuestra esencia no está desaparecida ni muerta, sólo está anestesiada o escondida. La esencia es lo que nos hace sentir que la vida es maravillosa y un auténtico regalo y que, al compartirla, nuestros miedos, comparaciones y juicios desaparecen.
Nuestra esencia, para abrirse y entregarse, necesita de un espacio (grupo) en el que pueda:
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Sentirse querida.
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Sentirse arropada.
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Sentirse recogida.
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Sentirse acompañada.
La esencia es nuestro ser más bondadoso, sincero y tierno y la Aladuría es la forma de sacarla al mundo a bailar, brillar y jugar.